
Te comparto, desde mi corazón, esta reflexión, hoy en el Décimo Aniversario de VERO AMORE.
Por:
En Italia, el País donde nací, siento que habla poco de amor, no obstante los estereotipos. Y en Austria, donde estudié antes de llegar a México con un proyecto de la ONU, aún menos.
Y aún así, a los quince años de haber llegado a ese País, ahora, a pocos días del 12 de Septiembre, contemplo los diez años de la existencia de mi empresa, Vero Amore, la cual, como lo dice el nombre en Italiano, es una promesa, un himno al amor verdadero. La esencia de este negocio que fundé impulsivamente junto a mi socio Andrea está inextricablemente atada a México, y su esencia. Todo esto que durante más que una década ha marcado mi rostro y levantado mi ánimo: la generosidad de las personas, los colores en las casas, la salsa en la comida y la energía alegre e irónica que permea la vida en este lugar. Un lugar donde las emociones se sienten, se promueven, y donde he visto más abrazos que nunca.
México me ha enseñado a amar. Amarme, amar los demás, amar la vida.
Y, a cambio, he co-creado una empresa que se dedica a promover el amor verdadero. Es decir, el cuidado incondicional, hacia todas las formas de vida.
Me parecía lo mínimo.
Y en Vero Amore esto hacemos a través de la comida; porqué es la materia orgánica que nos da la vida. Porqué es lo que le permite ganarse la vida a millones de personas honestas y trabajadoras que se hacen callos en las manos para alimentarnos. Porqué es nuestro vínculo más tangible con la naturaleza y con las demás especies animales, y vegetales. Porqué es el sector que nos permite escoger si ser extractores/consumidores de recursos o guardianes de sistemas naturales que tenemos la inteligencia y el privilegio de cuidar. A la vez de que somos cuidados por los ecosistemas.
Esta es la mayor enseñanza de diez años de Vero Amore: somos parte de un ser vivo mayor que el planeta, y los humanos y todas las demás especies sintientes, y no, conformamos una sociedad, un sistema. Una maravillosa orquesta donde en lugar de un director los músicos siguen tocando afinados y en harmonía gracias a la auto-regulación de cada grupo, de cada servicio dado y recibido, de cada apoyo mutuo y cada relación cooperativa. Un mecanismo íper complejo que existe gracias a la suma de sus miembros que operan cada quien bajo su proprio criterio, pero inconscientemente vinculados en una red a todos los demás. Tomar lo justo, no más de lo necesario, y dar en igual medida. Así funcionan semiautomáticamente las cadenas alimenticias, los procesos de regulación climática, los hábitats. La polinización, la retención de agua, la creación de suelo, la captura de C02, los ciclos de lluvia y sequía y todos los procesos que sostienen nuestra vida y todas las demás, sin que nos demos cuenta.
¿Pero que pasaría si nos diéramos cuenta? De que recibimos mucho de la naturaleza, y que es nuestra responsabilidad dar algo a cambio? Por lo menos nuestra consciencia, y la calidad de nuestras micro acciones que sumadas definen no solo nuestra huella, sino que nuestra esencia, en relación con todas las demás. Quizás podríamos mejorar al mundo, una comida a la vez.

Estos diez años han sido una entrega total a esta misión. Ha sido un viaje increíble y alucinante que le dio sentido a mi existencia. Esto de contribuir a sostener La Existencia. Un ejercicio de Amor Verdadero, en otras palabras.
Falta mucho camino que recorrer, con optimismo, paciencia y, ojalá, en buena compañía.
Gracias por estar de nuestro lado, así como nosotros estamos de lado tuyo. Nos vemos en la pista de baile para el festejo.
Para Toda La Vida.
