El mundo está colapsando. ¿La tecnología nos salvará?
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Si están al pendiente de las noticias, es imposible no tener la sensación de que estamos entrando en una época de inestabilidad. Vientos de guerra soplan de nuevo en el Occidente y la política se está radicalizando, con tonos agresivos impensables hace sólo una década. Las enfermedades no transmisibles están en aumento, y en parte relacionadas a los mismos avances científicos que han sostenido nuestro crecimiento como sociedad global; esto contribuye a generar una fuerte reacción de desconfianza hacia el sistema y las instituciones de salud, abriendo espacio para teorías de conspiración y líderes de pensamiento radicales. A mayor razón a través de las cajas de resonancia de las redes sociales que promueven el conflicto para cautivar la atención. Miedo más que esperanza, megáfonos antes que substancia.
Y en todo esto, el gran tema que se está quedando detrás de la cortina de humo, atrapado en el fuego cruzado de las guerras culturales, es el cambio climático.
Dime tu opinión política y adivinaré si crees que el cambio climático existe y es causado por la actividad humana. Y eso que las temperaturas ya son cada vez más extremas, que a veces hay sequía y después llegan tres veces más huracanes, que hay regiones donde es imposible cosechar comida, lo cual desplaza poblaciones causando conflicto social.
Vista la situación más arriba de la ideología, parecería que decarbonizar la economía, es decir reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, prescindiendo cada vez más de los combustibles fósiles debería ser una prioridad absoluta. Pero sabías que la producción de alimentos a nivel mundial hoy en día depende de los fertilizantes químicos y que estos se producen principalmente con el petróleo? De alguna forma más que cereales nos alimentamos de petróleo. Por algo la salud del mundo está como está…
Ante la crisis ambiental, social y política que estamos comenzando a experimentar cada vez más directamente, es fácil encontrar refugio en la idea que será la tecnología quien nos saca del problema. Alguien inventará algo y cómo siempre la libraremos, chance con la inteligencia artificial. ¿Pero qué tal si pensáramos que dichas tecnologías implican un consumo energético y de recursos enorme, exactamente lo que está detrás del desequilibrio planetario que pone en jaque los servicios ambientales que sostienen la vida en la Tierra? ¿Es posible resolver un problema con una solución que causa el problema?
Lógicamente, no.
Quizás un camino más tortuoso y responsable sea replantear nuestro paradigma social, económico y espiritual. Ese que plantea el bienestar a través del consumo y la acumulación, el poseer materia más que se puede. La noción del crecimiento infinito, a pesar de recursos finitos. El entender la naturaleza como un recurso que explotar, más que como parte de nosotros mismos.
Es una lógica que requiere unos sacrificios y unos cambios: el lograr estar satisfechos teniendo menos, el aceptar ritmos más lentos y la temporalidad de las cosas. El no tener derecho a una entrega a domicilio en menos de 15 minutos y mangos todo el año.
¿Pero no valdría la pena?
No se trata sólo de supervivencia, sino que de una mejor vivencia.
Estar más conectados con la naturaleza reduce los niveles de estrés, la inflamación, y aumenta la percepción de plenitud. Una basada no el tener o hacer, sino que el ser. Ser naturaleza.
Contigo, en Vero Amore, construimos esta visión juntos. Una que nos reconecta a las raíces, a una sensación de pertenencia fundada en la conexión con los elementos naturales, con las demás personas, y contigo mismo. A través de alimentos puros de los cuales te contamos la historia y de la cual te vuelves parte con cada compra. Creemos que se siente bien y que hace bien. Y tu, ¿no estás de acuerdo?
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